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El coleccionista de sonidos (Blog de música española)

Concierto de Calamaro en el Kursaal (San Sebastián, 9/05/2009)

Concierto de Calamaro en el Kursaal (San Sebastián, 9/05/2009)

A lo largo de los años he tenido la suerte de asistir a muchos conciertos. Entre todos ellos, los de Calamaro siempre son especiales, por varios motivos:
Primero, porque es uno de mis músicos favoritos desde que supe de él, allá por los años 90, al frente de Los Rodríguez.
Pero sobre todo, por las reacciones tan extremas que provoca en su público. Calamaro es un músico excesivo, y pertenece a ese tipo de artistas a los que se les adora o se les odia.
Lógicamente, a sus conciertos acuden los que lo adoran, y no tratan de disimular la admiración que profesan hacia su ídolo.
Sus conciertos son una celebración, y tienen algo de litúrgico. Sus fieles corean (coreamos) con pasión todas y cada una de sus canciones. Sea uno de sus hits más populares, sea un tango, o sea una canción escondida entre más de un centenar de huevos de su prodigioso Salmón.
Pese a que el concierto del auditorio Kursaal estaba pensado (imagino) para disfrutarse sentado, hubo quien permaneció levantado de principio a fin (dándole su vida a ese para-avalanchas).
Hubo también  momentos de karaoke colectivo. A veces “la lengua popular” gritaba tanto que resultaba imposible escuchar a la banda, y eso que era potente: 3 guitarras, bajo, teclados y batería.
Y emoción. Abrazos entre los asistentes. Cánticos populares (Ari, Ari, Ari, Calamaro lehendakari). Ovaciones. Intensidad  y, en fin, todos los ingredientes habitales en un concierto de Calamaro.
 
Después de hacer mención al espectáculo ofrecido por el público (parte esencial tratándose de  un concierto de Calamaro), nos centraremos en lo que ocurrió sobre el escenario.
El concierto empezó con puntualidad. A las 21:00 se apagaron las luces y una “voz en off” dijo algo así como: “Es un honor para mí, como ciudadano de San Sebastián, presentaros al Maestro, Andrés Calamaro”.
No vimos al presentador, y nadie dijo a quién pertenecía esa voz, pero fuimos muchos los que supimos al instante que se trataba de Loquillo. Algunas cosas son inconfundibles.
Y de esa manera salió al escenario Calamaro y su banda, para desgranar durante más de dos horas algunas joyas de su repertorio.
Andrés fue el Andrés de las grandes ocasiones. Vestido todo de negro, con sus eternas gafas de sol, de las que no se desprendió salvo en alguna ocasión, para dar las gracias al público.
Es una estrella del rock a la vieja usanza. Derrochó actitud, poses y carisma. Sobre todo, durante las canciones en las que no tocó la guitarra y estuvo más libre para patearse el escenario de un lado a otro, gesticulando histriónicamente. (Inolvidable la interpretación de “Crímenes perfectos”).
A la maestría de Calamaro hay que añadir que cuenta con una banda enorme (quizás la mejor banda de rock’n’roll que se pueda ver ahora mismo en nuestro país). Las canciones suenan musculosas, brillantes, sólidas, incontestables. Te pasan por encima.
Aunque también hubo momentos para el intimismo, como los dos tangos (piano y voz en Jugar con fuego, piano, voz y una levísima guitarra acústica en Los mareados).
 
En el Kursaal sonaron, entre otras, La parte de adelante (con la que abrieron), El salmón, Los aviones, Media verónica, Estadio Azteca, Los chicos (con la que todo el público se puso en pie y emitió una de las mayores ovaciones de la noche), Todo lo demás, Paloma (la emotividad de esta canción pone los pelos de punta), y muchas más.
Con un repertorio tan extenso como el de Calamaro, es imposible que no quedasen canciones fuera, pero de las habituales faltaron Te quiero igual y Loco. (Tampoco tocaron Maradona, aunque el público la coreó entre canción y canción).
Por no hablar de las favoritas de cada uno. Yo sigo confiando en poder escuchar en algún concierto temas como Cuando te conocí o Con Abuelo, pero tendré que seguir esperando.
 
En definitiva: que Calamaro no defraudó. Al día siguiente tocó en Madrid y se ha generado cierta polémica por ciertos comentarios  que hizo en contra del el diario El País. Podéis leer sobre esta polémica en el siguiente enlace: http://www.libertaddigital.com/el-candelabro/calamaro-contra-prisa-editaba-los-manuales-de-texto-del-franquismo-1276358933/

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